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jueves, 7 de abril de 2011

Infección. Capitulo 7. Alfa parte 4/3

REPRODUCIENDO...


La imagen se intensificaba, apareció un hombre en la pantalla. Sus cabellos ya eran blancos y su delgada cara presentaba algunas arrugas.
- Mi nombre es Rufus Byner, se que no me queda mucho de vida. He decidido contar la verdad antes de morir, aunque quizá ya sea demasiado tarde. - la imagen cambio, mostrando ahora imágenes de la tercera guerra.
- La guerra se hacia cada vez mas grande, y con el paso del tiempo el fin se hacia cada vez mas lejano. Ellos nos llamaron. Querían que hiciéramos algo, algo que acabaría con la guerra - la imagen de vídeo mostraba ahora a hombres vestidos de negro - Y nosotros aceptamos -.
Las miradas de todos se centraban en la fría imagen de vídeo. 
- Nos llevaron a un lugar oculto, todas las instalaciones estaban listas, como si estuvieran estado esperando por nosotros. Nuestra misión era crear un arma, el arma mas fuerte del mundo. Con la que obtendríamos la victoria. Un supersoldado. - todos permanecían en silencio y se miraron los unos a los otros - hicimos cientos de pruebas , cada una con resultados catastróficos. Todos aquellos sujetos de prueba sufrían los efectos secundarios: malformaciones, enfermedades degenerativas que acaban rápido con sus cuerpos, parálisis o muerte instantánea. Con cada alma que aniquilábamos nuestro humanidad moría. Para cuando decidí salir del proyecto ya era demasiado tarde, un sujeto sobrevivió a todos los tratamientos y operaciones. Era el hombre mas fuerte del mundo, el mas rápido. Pero pronto comenzaron a aparecer algunos efectos secundarios, comenzaba a sufrir episodios de alucinaciones; sus niveles de testosterona aumentaban y con ellos su irritabilidad. Pronto no podíamos controlarlo -.
Las imágenes en la pantalla mostraban a un hombre que destruía y mataba a quien se pusiera en su camino. Un soldado intento tranquilizarlo disparandole dardos sedantes, la bestia voltio hacia él y de un golpe en el pecho rompió las costillas del soldado, quien comenzó a sangra por la boca y al final cayo muerto. 
- de pronto nos dimos cuenta que había algo mas, algo que no estaba ahí antes, un virus. Un virus que corría por la sangre del monstruo que habíamos creado. El virus se desarrollo rápidamente, y ahora podía transmitirse a través de la saliva . Todos los que fueron mordidos por él, comenzaban a presentar los mismo trastornos, aunque no tan fuertes, rápidos e irritables, eran una amenaza. Una amenaza que nos salio completamente de las manos. - hubo un largo silencio - ahora estoy en este laboratorio en Santa Ira, lucho por arreglar lo que hicimos mal, nuestro error. Se que moriré pronto, puedo sentirlo, pero estoy muy cerca. He encontrado la cura, es lo ultimo que le ofrezco al mundo. Ahora solo espero el perdón, por lo que le hemos hecho a la humanidad - Una alarma se escucho al fondo, y una luz roja parpadeaba de tras de Byner - llego la hora de morir -. 


ERROR DE LECTURA
RECUPERANDO CODECS.....FALLIDO
FIN DEL VIDEO.
/CERRANDO ARCHIVO/

domingo, 12 de diciembre de 2010

Infección. Capitulo 7. Alfa parte 3/3

Entradas anteriores: Capitulo 7, parte 2
                                       Un día. Una vida

Las luces pasaban por los cristales del ascensor, mientras éste recorría los pisos.
- de acuerdo con los reportes, aun hay un miembro sobreviviente del equipo Alfa - se oía la voz de la teniente Lyben por los comunicadores. 
-¿un sobreviviente? - pregunto Keitaro con voz apagada. 
- al parecer se trata de la capitana Claudia Díaz - el nombre se clavo en los oídos de James, Claudia. 
El capitán conocía a la capitana Díaz desde la tercera guerra, ella había salvado a su pequeña; la había sacado del edificio de apartamentos donde solían vivir y la había llevado sana y salva a un centro de refugiados. James estaba agradecido con la capitana. Había jurado pagarle la noble acción que había hecho al salvar a su hija. Y era una increíble casualidad que la capitana Díaz llevará el mismo nombre que su hija, su pequeña Claudia, Claudia Meyer. 
El sonido de la puerta abriéndose desvió el pensamiento de James. 
- revisen el lugar, asegúrense que no hay infectados aquí - ordeno el capitán - Control, estamos dentro 
- ¡señor! - grito Mark, James y los demás corrieron hacía él. 
James la miro a la cara, de cierta forma logro recordarle a su hija. Sus ojos estaban cerrados, su cabello rubio cubría una herida en la cabeza. Mark la sostenía y trataba de reanimarla. Al fin abrió los ojos.
- James Meyer - pronuncio la capitana Díaz cuando sus ojos verdes miraron aquella figura familiar. 
- es bueno verla de nuevo capitana Díaz - contesto él 
- el resto de mi equipo...- dijo la capitana con tono de preocupación 
- lo siento, señora, no pudimos hacer nada - le interrumpió Jessica acercándose. 
- ¡capitán! - dijo John, todos se acercaron a un pedestal en el centro de la habitación. Keitaro y Mark ayudaron a la capitana a levantarse.
Sobre el pedestal había un pequeño teclado holográfico, uno de los “botones” parpadeaba una luz roja.
- lleva así un tiempo – dijo la capitana Díaz - no podía levantarme y oprimirlo
- esta debe ser la señal que recibían en la base – murmuro Jessica y oprimió la parpadeante luz roja.
Una pantalla holográfica se desplego frente a ellos y el rostro de una mujer apareció en la pantalla.
- Saludos, Capitán Meyer – dijo la mujer azulada, todo su rostro y su cabello corto estaba hechos de una serie de números y signos que circulaban de forma vertical.
- sabe tu nombre James – le dijo la capitana Díaz con una ligera sonrisa.
- sí, lo sé, mi programador, el doctor Byner – se escucho la voz artificial en la habitación
- ¿el doctor Byner es tu programador? – pregunto Jessica
- ¿quién es Byner? – dijo Mark
- Rufus Byner es el creador de la infección y de la cura. En cierta forma es el responsable de que estemos todos aquí – dijo Claudia.
- mi creador cometió algunos errores. Él trabajo arduamente junto con los demás científicos, pero fue sola una pequeña falla. Quizá algún pequeño error que no vimos – respondió la I.A.
- ¿de qué diablos está hablando? – pregunto Mark.
- ¡oh claro! – Dijo la voz artificial – me he olvidado de mostrarles los archivos –
- ¿qué archivos? – pregunto Díaz
- mi creador me encomendó revelar la verdad, creo que él sabía que tarde o temprano toda la ciudad caería. Sabía que ustedes vendrían – todos quedaron en silencio mientras la cara de aquella mujer se desvanecía de la pantalla.

/ARCHIVOS CLASIFICADOS/
/INT. NAVAL/CODIGO: 00GTH349
/ARCHIVOS: 303LAVERDAD/

EXTRALLENDO…TERMINADO.
CARGANDO VIDEO…TERMINADO.
REPRODUCIENDO…

martes, 7 de diciembre de 2010

lunes, 29 de noviembre de 2010

Capitulo 3. Los Ninjas no lloran

Entrada anterior: Capitulo 2. Adivina qué... 

Capítulo 3. Los Ninjas no lloran
        
Los disparos se oían por todo el pueblo.
- descuida, todo saldrá bien – le decía Juan al tipo ebrio, quien ya no estaba ebrio – Adri se encargara de ellos. Mientras contemos chistes
- ¿qué? – dijo el tipo ebrio perplejo
De pronto se abrió un enorme agujero en el techo y de ahí bajo el hombre Ninja.
- ¡muajajaja, los tengo! – dijo el hombre Ninja
- ¡aaah! – grito Juan y después apunto al hombre Ninja con su arma
- no me hagas reír – dijo el hombre Ninja lanzando un cuchillo que le quito el arma a Juan.
Afuera Adri y algunos agentes comenzaban a ganar.
- dispárenles en la cabeza – grito Adri y todos los agentes apuntaron hacia abajo – la otra cabeza
Pronto todos los enemigos terminaron muertos.
- eso fue fácil – dijo uno de los agentes. De pronto se escucho otra explosión y  el hombre Ninja salió volando por el techo de la comisaria.

Mientras tanto en Zanzibar.
- apúrate Sylar que se nos hace tarde para ir a salvar el día Tisccrable – decía Nahuel esperando afuera de la comisaria de Zanzibar
- ¿cuál sombrero va con mis ojos? – Dijo Sylar apareciendo en la puerta - ¿este o este?
- yo diría que el café – dijo una vieja y decrepita anciana que apareció de la nada
- Aaaah! – Grito Nahuel - ¿quién eres tú?
- Yo soy Melcacho, Devora Melcacho. Y tengo un mensaje para ustedes – dijo la anciana decrepita.

- diablos, en cuanto le diga al Jefe que volví a fallar me castigara duro – decía el hombre Ninja frente a la celda de Abby
- no puede ser tan malo – dijo Abby
- es que tú no sabes cómo es él – dijo el hombre Ninja – siempre se enoja por todo, nunca tiene consideración de mí
- ya,ya, tranquilo. Es hora de que hables con “el Jefe” dile lo que sientes, seguro entenderá y dejara de culparte de todo – le aconsejo Abby
- ¿tú crees? – dijo el hombre Ninja con los ojos en lagrimas.

- Juan, ¿qué diablos fue eso? – decía Adri entrando a la comisaria
- no lo sé, el hombre Ninja me golpeo y no recuerdo nada – le respondió Juan, todos voltearon a ver al sujeto al que habían interrogado
- a mi no me miren, me desmaye cuando Juan sacó su arma – dijo.
Los caballos corrieron de prisa todo el camino desde Zanzíbar.
- ¡Adri, Juan! – grito Sylar saliendo del carruaje. Adri y Juan salieron, frente a la entrada de la comisaria estaban Nahuel, Sylar y la anciana decrepita.
- ¿qué pasa? – dijo Juan.
- tengo un mensaje para ustedes – dijo la anciana – un mensaje de… Arby