Una bala paso a solo un par de centímetros de James.
- ¡Cavo Meyer! - grito el coronel - ¡Cúbrase! ¿quiere que lo maten?
James reacciono y corrió a donde estaba el coronel, de tras de los escombros de un gran edificio.
Las balas golpeaban las rocas que cubrían a los soldados.
Decenas de soldados caían al unisono con los tiros de sus armas. Las balas atravesaban los cascos y armaduras como simples escudos de hojarasca.
Los tanques y vehículos blindados se convertían en infiernos de metal fundido por la fuerza de los bombarderos que atravesaban el cielo como aves de muerte.
James solo pensaba en su familia. Respiraba profundo antes de levantarse sobre los escombros y disparar a los soldados enemigos. Dos hombres caían frente a su arma y luego volvía a ocultarse de tras de los escombros.
- Cavo - dijo el coronel - debemos seguir avanzando, no podemos hacer nada desde aquí
James temía, mas que por su vida, por su esposa e hija. Odiaba la idea de marcharse sin verlas una vez mas. Miro de nuevo la fotografía, cerro los ojos, guardo la foto y salto al campo de batalla.
Los disparos pasaban a centímetros de James mientras corría hacia el enemigo. Disparaba a todo alemán que se le pusiera en frente y esquivaba los contraataques y el fuego cruzado. El coronel se detuvo de tras de un viejo automóvil, James los siguió de tras. Un tercer soldado venia junto con el cavo Meyer, sin embargo una bala se le incrusto justo en la frente y el hombre cayo muerto al instante.
El coronel Stone y el cavo Meyer miraron a sus compañeros caídos, por un momento pensaron que serian los siguientes. James miro a su coronel.
- tranquilo cavo, vivirá para volver a ver a su familia - le dijo el coronel. Casi inmediatamente una voz se escucho a lo lejos. Un soldado gritaba victorioso:
-¡Se retiran! ¡Hemos ganado! -
Las tropas alemanas se retiraban hacia el norte, huían lejos de la guerra.
El coronel y el cavo salieron a descubierto y caminaban por las calles manchadas de sangre a ver a sus enemigos huir.
Sin embargo un moribundo soldado alemán, que se encontraba muy cerca de James, saco su ultima granada. Y jalo del seguro.
-...El pulso estaba disminuyendo...-
-...Doctor, lo estamos perdiendo...-
-...Despejen...- la voces se oían lejanas en la mente de James. Sus ojos solo podían ver la enorme luz blanca. Recordó los ojos de su esposa y la sonrisa de su hija. Despertó.
- Bienvenido de vuelta, hijo - le decía el coronel Stone, quien estaba sentado a un lado de la cama de hospital.
- ¿Qué sucedió? - pregunto James
- Un desgraciado alemán exploto una granada junto a ti, casi mueres - le respondió el coronel. James trato de recordarlo, pero fue inútil. - vivir para volver a ver a su familia
- mi familia - James recordó la fotografía e intento buscarla en la bata de hospital. El coronel saco el pedazo de papel de su bolsillo y se la dio.
- no debe preocuparse mas por su familia, cavo, he hecho los arreglos correspondientes para que usted y su familia vivan en una de las tres ciudades fortaleza - dijo el coronel, James sonrió alegremente. Las ciudades fortaleza recién habían sido inauguradas, refugios para los que huían de la guerra - desde hoy, Santa Ira será su hogar.